En un momento especialmente lamentable del archifamoso bestseller Ángeles y demonios de Dan Brown, una científica del CERN llamada Vittoria Vetra describe así la antimateria: “Todo tiene un opuesto: los protones tienen a los electrones”. Al leer esa frase mi primer impulso fue congelar la narración, entrar en la novela cual Bastián Baltasar Bux en La Historia Interminable y propinarle un capón a la supuesta experta. Y es que el “opuesto” a un protón no es un electrón sino un antiprotón, una partícula de idéntica masa que un protón pero carga eléctrica negativa (de ahí lo de anti-materia). Que una supuesta doctora en física de partículas cometa este tipo de errores podría compararse a un cirujano afirmando que el páncreas es una parte del cerebro sin que nadie a su alrededor se inmutase.

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